Relinga

La relinga es el cabo que se cose alrededor de la vela para reforzarla. Para calcular la cuerda necesaria atamos el inicio del rollo a un ollao y...














la estiramos a lo largo de todo el perímetro de la vela. Cortamos la cuerda cuarenta centímetros mas largo de lo necesario.
Se ha cortado mas larga para poder realizar un ayuste o empalme.














El primer lado se nos da bastante bien pero al dar la vuelta para introducir las puntas del otro extremo la cosa se complica.
Tras varios intentos finalmente acertamos a realizar el ayuste correctamente. Para finalizar el proceso de confección de la vela se cose con una puntada simple cada paso de la cuerda al perímetro de la vela.

Ollaos

Los ollaos son los ojales por los que se pasan los cabos que fijan o mantienen en posición la vela. Pueden ser metálicos pero nosotros los vamos a realizar en cuerda. Primero se preparan unos pequeños estrobos de apenas dos centímetros de diámetro.














Luego se hace un pequeño agujero a la vela en el lugar que ocupará el ollao.
Con aguja enebrada de hilo encerado se dan pequeñas puntadas a lo largo de todo su contorno, teniendo la precaución que no se deforme el estrobo por apretar en exceso el hilo.














Este es el resultado final en el ollao de un puño de escota.
Mas tarde se aplica una puntada simple a lo largo de toda la vela.

Vela

La vela que vamos a confeccionar es del tipo genéticamente denominado cuadrada o redonda, aunque paradojicamente su forma sea rectangular, y con una superficie cercana a los seis metros cuadrados. La anchura que tiene la vela en el grátil, la parte superior, a la que va unida la verga, es de algo mas de tres metros. Nuestro lienzo de algodón tiene una anchura de solo uno con seis metros por lo que tendremos que unir dos piezas.














Con hilo encerado cosemos a mano por ambas caras la costura central que une los dos paños de tela. Aquí se aprecia como quedan las puntadas.














Tras escuadrar la vela cortamos el sobrante. Después se hace un doblez a lo largo de todo el perímetro de la vela para reforzar el borde de la misma. Este dobladillo de refuerzo ó vaina se mantiene de momento en posición con alfileres.
Para reforzar la vela, y que a su vez tenga un aspecto mas tradicional, vamos a coser seis tiras de refuerzo espaciadas proporcionalmente en sentido vertical. Al coser la vela a mano hay que dejar el dobladillo a la izquierda y se introduce la aguja desde la derecha, con pequeñas puntadas cada medio centímetro.














Esta es una labor que requiere mucha paciencia. Se tarda mas de dos horas en coser una tira. Tras coser las tiras y el perímetro colocamos unos refuerzos en los puños de escota. La confección total de la vela se ha prolongado durante todo el invierno. Prácticamente tres meses.

Timón

Los vikingos, como todos los pueblos de la antiguedad hasta la invención del timón de codaste, empleaban el denominado timón lateral o de costado. Ellos lo colocaban a estribor. Como siempre lo primero es preparar unas buenas plantillas.














La pala del timón se realiza en madera de pino. Aquí se contempla una vez acabada. La cara inferior es plana y aumenta en grosor desde la pala a la zona de la empuñadura.

La caña del timón, que tiene forma curva, se realiza con madera de fresno. Se fija a la pala por medio de caja y espiga, con una cuña para mantenerlo en posición.















En la zona de fijación del timón, el forro tiene un gran ángulo sobre la vertical. Para conseguir que la posición del timón se aproxime mas a la vertical se añade un taco de madera redondo al costado. En la parte interior se coloca también un trozo de madera que se adapta contra el forro y el refuerzo de popa. Este conjunto soportará los esfuerzos que impone la pala del timón sobre el costado .

La fijación del timón se consigue por medio de una cuerda. La cuerda se introduce desde el exterior y en su extremo tiene un nudo del tipo cabeza de turco. Con una broca de diámetro algo superior al cabo, realizamos un agujero pasante a la pala y los refuerzos.















Se pasa la cuerda por los agujeros de la cuaderna maciza que refuerza la popa y se ata. Para apretar un poco mas el timón al costado se colocará posteriormente una cuña.

Carlinga

Para construir la zapata ó carlinga utilizamos una pieza de fresno que tiene una curva natural que se aproxima a los noventa grados. Uno de los lados será la base. En el otro se practica un agujero de cuatro centímetros de radio pero solo hasta la mitad. En este agujero se insertará el mástil y se le denomina fogonadura.














Para mayor fijación del mástil a la carlinga, la parte inferior tendrá un acabado cónico. Con una varilla roscada y un trozo de pletina improvisamos una broca que esperemos sirva para lograr nuestro propósito.
Poco a poco vencemos la resistencia del fresno y se forma el cono. Utilizando la broca como plantilla marcamos el ángulo en la parte inferior del palo para que este tenga también forma cónica. Rebajamos hasta que exista un buen acople entre ambas piezas.














La carlinga se ubica a proa de la cuaderna central. Con el mástil en posición ajustamos su verticalidad tanto longitudinal como transversalmente y marcamos en la base y zona posterior de la zapata lo que sea necesario cepillar para lograr un buen asiento contra en la sobrequilla.
Como se hizo con las cuadernas a lo largo de la base de la carlinga se recorta un arco para que el agua pueda correr libremente a lo largo de toda la sobrequilla. Este es el resultado final. Para fijarla empleamos tres tirafondos, dos fijados a la cuaderna y uno en la parte delantera amarrado a la quilla.

Mastil

Para el mástil cortamos de un tablón una pieza cuadrada de ocho centímetros que se cepilla y escuadra. A lo largo de esta pieza se trazan lineas de manera que al cepillar las esquinas el cuadrado se convierta en un octógono.















A continuación volvemos a trazar otras lineas a ambos lados de cada ángulo y volvemos a cepillar. Ahora las ocho caras se han convertido en dieciséis.
Para el redondeado final se ha construido un cepillo de base cóncava al que se le adapta una cuchilla afilada con el mismo radio de la base.















El cepillo demuestra ser muy eficaz. En unas pocas pasadas se consigue un redondeado perfecto.

Aquí se contempla el mástil tras un pequeño lijado. A su izquierda se observa la verga de la vela. En este caso su cuadrado es de cinco con cinco centímetros. Con ella seguimos el mismo proceso para su redondeado.















A unos treinta centímetros de uno de los extremos se suelda una pletina de acero inoxidable que se ha curvado para adaptarla al diámetro del mástil. A continuación sobre esta pletina se sueldan cuatro argollas posicionadas a noventa grados cada una. Después se taladra un agujero pasante y con una gubia practicamos una ranura a cada lado. Por esta ranura pasara la driza o cabo que se empleara para izar la vela. Por ultimo se redondea y afina la punta del mástil y se pinta el metal con pintura galvanizada.