11 de Julio de 2008

Invertimos nuevamente la posicion del barco. Cortamos al ras las espigas de elondo que sobresalen y sellamos también sus testas con resina.
A continuación se introducirán las puntas de cobre en los agujeros dejados por los tirafondos en el solape de las tracas. Estas puntas van remachadas y para ello se han confeccionado unas piezas romboidales también de cobre con un agujero en su centro.

Este es el proceso de remachado. Las puntas tienen un diámetro de tres con cinco milímetros. Perforamos el forro con una broca de tres milímetros y se introduce la punta. Por este lado mantenemos presionada la cabeza con algún objeto metálico que tenga cierto peso ya que tiene que soportar los golpes que aplicaremos desde el lado contrario. Nosotros empleamos una maza de tallar.














La pieza romboidal tiene también un agujero de tres milímetros por lo que se introduce con la ayuda de un martillo y un objeto hueco metálico. Nosotros empleamos para ello una llave de tubo.

Con unas tenazas cortamos el sobrante de la punta de cobre dejando visibles unos tres milímetros.













Golpeamos repetidamente la punta con un pequeño martillo de bola, empleando la parte plana, mientras mantenemos firme por el otro lado la maza contra la cabeza.

Cuando observamos que comienza a arrugarse damos la vuelta al martillo y ahora con la parte de la bola damos golpes circularmente sobre la punta hasta que adquiera forma de lenteja. Es rápido. Son solo trescientos remaches.













Abajo observamos como quedan los remaches y las espigas de la zona de proa.


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